BUSCANDO LA PRESENCIA DE DIOS

















Cuan necesitados estamos hoy de la presencia de Dios. Deseamos con todo el corazón que Dios se presente con poder y milagros en nuestras vidas, y en la iglesia en general, pero antes de clamar por esto hay que examinarnos y limpiarnos de todo pecado "Lavar nuestros vestidos " y consagrarnos. Dios no hace presencia donde el pecado es tolerado.

El único que podía subir al monte era Moisés y yo me pregunto ¿Por qué él? Entre tanta gente ¿Por qué uno solo tenía el acceso y podía aguantar la presencia de Dios; sin caer muerto? Sí... el único era Moisés. Esto nos enseña que para poder resistir la presencia de Dios, necesitamos santidad y una vida de obediencia, sin altibajos, Dios se muestra a sus amigos, por eso al resto tan solo se le permitía ver la densa nube.
Era como una degustación; como cuando vas al súper y te invitan a comer algo, no sé que pasa, pero ese bocado, te sabe a gloria... pero no puedes comer gratis hasta saciarte, tienes que pagar el precio del artículo para podértelo llevar a casa.

A muchos les gusta "El bocado de la presencia de Dios", pero no quieren pagar el precio para podérselo llevar a casa. A la iglesia de Dios le es suficiente con degustar instantes mínimos de la presencia de Dios, pero no quieren pagar el precio; tal vez porque es demasiado "alto" para algunos...



El precio es, una vida temerosa de Dios, que seamos capaces de avanzar en santidad y amemos la verdad por encima de todo y de todos, sabiendo que al único que daremos cuentas al final de nuestro recorrido por esta tierra, es a nuestro Señor y único dueño Jesucristo. Si queremos que Dios descienda a la cumbre de nuestras vidas, consagrémonos y limpiémonos de todo pecado porque si no Él nunca de descenderá.

Luz Elena Pérez.

No hay comentarios:

Publicar un comentario